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domingo, 27 de septiembre de 2020

Síndrome de Asperger en niños


Síndrome de Asperger


El cuidado de nuestros hijos es muy importante, ver como cada día van creciendo y desarrollando sus capacidades cognitivas es la preocupación constante hoy en día de los padres. Pero, ¿cómo detectar si dichas conductas son opuestas a las de los demás?

Este podría ser el caso de un sujeto con Síndrome de Asperger.



Historia del Síndrome de Asperger:


En 1944 el Pediatra Austriaco Hans Asperger, descubrió que algunos de sus pacientes menores de edad, desarrollaban conductas repetitivas y dificultades para relacionarse con los demás, sin embargo, pudo percatarse de la inteligencia privilegiada que ellos tenían. Asperger publicó un trabajo mediante la observación en niños que mostraban estas condiciones. También utilizó el nombre de Psicopatología Autista para definir aquellos rasgos que estos niños tenían. 



En 1981 Asperger presentó una investigación más amplia de lo que había descubierto y con ella una descripción de 34 casos y modificó el nombre que había dado antes a su trabajo, dándole por nombre a este diagnóstico como Síndrome de Asperger 


Definición 

El Síndrome de Asperger también denominado como parte de los trastornos del espectro autista, no es una enfermedad, es una condición neurobiológica, es decir que el niño recibe y procesa la información de manera distinta. Esto se lo puede observar desde la primera infancia del niño, además es una alteración de lengua y desarrollo que hace que estos tengan la dificultad de relacionarse con los demás.

Según (Navarro, 2012), esa misma perplejidad nos puede asaltar cuando decimos que un niño inmerso en innumerables estereotipias y movimientos repetitivos sin propósito aparente guarda mucha afinidad con otro al que observamos realizar conductas rituales obsesivas mucho más complejas (como seguir obstinadamente el mismo itinerario o insistir en formular, una y otra vez, las mismas preguntas).

 (Navarro, 2012) destaca características principales del síndrome temprano según estudios realizados que son: 

1. La capacidad de relación social,

2. La competencia de comunicación y lenguaje, 

3. La flexibilidad mental y comportamental,


Interacción Social

Los niños con síndrome de asperger tienen pocas habilidades sociales. No pueden leer las señales sociales, por lo tanto, no pueden dar respuestas sociales y emocionales adecuadas. Pueden carecer del deseo de compartir información y experiencias con otros. Estos problemas algunas veces no son obvios para los padres y adultos, pero dificulta que se comuniquen adecuadamente con niños de su edad. Esto puede provocar frustración y por ende problemas de conducta. Puede que, para algunos, vivir con este trastorno no represente mayor problema, mientras que, para otros, el mundo puede parecer un lugar confuso. Cuando están junto con sus compañeros en entornos no estructurados como los campus, las diferencias entre ellos son más obvias. Su ingenuidad los convertirá en blanco de bromas y ataques a menos que sus asistentes o "compinches" cooperen con su integración y protección. Es posible que solo se centren en pequeños detalles y a menudo, no vean lo que está sucediendo en una situación determinada.

 


La Comunicación:

Tanto la comunicación verbal como la no verbal pueden causar problemas. El lenguaje hablado generalmente no se comprende completamente, por lo que debe ser simple y fácil de entender para que puedan entenderlo. Se debe prestar atención en como expresarse con precisión. Se deben explicar las metáforas, las expresiones no verbales y las analogías porque los niños con síndrome de asperger tienden a dar explicaciones literales y específicas. No se deben hacer suposiciones, porque "soltarán" información como un loro, pero no conocen el significado.

En algunos casos, el aprendizaje del idioma puede retrasarse y en ocasiones hacen un uso extensivo de las frases que recuerdan, aunque por lo general no las usan en el contexto correcto. Para comprender lo que quieren decir, es posible que se requiera cierta cantidad de traducción.

El lenguaje hablado a veces puede ser extraño en términos de estrés, volumen o ser demasiado formal o monótono. Si los niños con síndrome de asperger tienen un nivel más alto de inglés oral, no se debe asumir que tienen el mismo nivel de comprensión. Algunas personas suelen hablar sin parar (en alto nivel) sobre temas que les interesan, sin tener en cuenta el aburrimiento de la audiencia.



La dificultad de usar las palabras correctas o de entablar un diálogo es parte de las dificultades semánticas y pragmáticas. A menudo parecen hablar "frente a ti", en lugar de "contigo", o dar información en lugar de tener una conversación adecuada. El lenguaje corporal y las expresiones faciales de los niños con síndrome de Asperger pueden parecer extrañas (mirada o rigidez, en lugar de contacto visual). Algunos de los niños con el síndrome, tienen excelentes habilidades de lectura. La capacidad de leer con fluidez sin comprender su significado se denomina "dislexia".


Flexibilidad Mental y Comportamental 

Los niños a menudo se imponen hábitos estrictos a sí mismos y a quienes los rodean, desde la forma en que hacen las cosas hasta lo que comen. Esto frustrará a todos los involucrados. Por lo general, estas rutinas cambiarán con el tiempo y a medida que maduran será más fácil usarlas para razonar. Esta rigidez también se manifiesta de otras formas, provocando dificultades en la imaginación y el pensamiento creativo.

También les suelen gustar las mismas cosas viejas hechas con los mismos métodos una y otra vez. A menudo no ven el sentido de la historia o la conexión entre la tarea inicial y el resultado. Suelen ser excelentes para memorizar habilidades (aprender información sin saberlo). 


Causas 

Existen algunas teorías que intentan dar una explicación etiológica del síndrome de asperger. Cabe destacar que hasta la fecha de hoy no existe aún una causa exacta del por qué se desarrolla el síndrome, por lo que sólo existen teorías que intentan explicar su origen.

Las primeras teorías explicativas de las causas del asperger se enfocaron en la parte psicológica, lo que incluye la relación afectiva con los padres o personas encargadas de la crianza del niño durante sus primeros años. No obstante, en la actualidad la mayoría de los estudios realizados abarcan aspectos neurobiológicos.

A continuación, se expondrán algunas de las hipótesis etiológicas:


Teoría Genética

Se ha reportado una asociación del gen DISC1 con el síndrome de Asperger y otros trastornos psiquiátricos.

Las investigaciones demuestran que existen asociaciones de ciertos genes con el síndrome de asperger, aun así, no se ha encontrado el gen específico directamente relacionado con la aparición del síndrome. (Diaz, López y Jiménez, 2011)


Teoría Biológica

Las investigaciones demuestran una disminución en los receptores del neurotransmisor serotonina lo que explicaría el porqué de sus problemas para comunicarse con los demás. Así mismo se ha observado que en el reconocimiento de emociones, los individuos con asperger no presentaban activación el área de la amígdala cerebral en comparación con personas sin el síndrome. (Diaz, López y Jiménez, 2011)


 


Teoría Neuropsicológica

Modelo de definición en teoría de la mente: Los sujetos con síndrome de asperger presentan una dificultad para poder interpretar las intenciones o pensamientos de los demás, esto les dificulta predecir las conductas ajenas y entender los sentimientos de quienes les rodean, establecer empatía, además de su dificultad para crear un diálogo adecuado a la situación, lo que afecta su interacción social.  Un mal funcionamiento en las denominadas “neuronas espejo” podría explicar esta dificultad.

Disfunción cognitiva: Se ha tratado de explicar como causa del síndrome de asperger al déficit en las funciones cognitivas (planificación, organización, regulación, evaluación), pero no ha tenido mucho éxito esta teoría ya que la misma ha sido utilizada para la explicación de otros trastornos. Las explicaciones psicógenas acerca del origen del asperger han sido abandonadas desde hace aproximadamente cincuenta años y se han optado por otras condiciones de carácter biológico o genético.

Para finalizar es importante entender que no existe una sola teoría que explique la causa del síndrome, existen diversos modelos teóricos que pretenden explicarlo, por lo que se considera que existe una interacción de componentes biológicos, ambientales, genéticos y psicológicos. (Diaz, López y Jiménez, 2011)


Síntomas clínicos:

*Es un trastorno del desarrollo cerebral muy frecuente (de 3 a 7 por cada 1000 niños de 7 a 16 años), que tiene mayor incidencia en niños que niñas. 

*Existen deficiencias graves con respecto a la comunicación pragmática o uso social del lenguaje. 

*A menudo se observa un retraso en el desarrollo motor y una torpeza en la coordinación motriz. 

*Trastorno de la interacción social: incapacidad para la reciprocidad social y emocional. 

*Trastorno de la comunicación no verbal. 

*Desarrollo de comportamientos repetitivos e intereses obsesivos de naturaleza idiosincrásica. 

*Desarrollo de estrategias cognitivas sofisticadas y pensa- mientos originales. 

*Pronóstico positivo con posibilidades altas de integración en la sociedad 

*Inmadurez emocional. 

*Reacciones emocionales desproporcionadas y poco ajus- tadas a las situaciones. 

*Intereses inmaduros y poco acordes con la edad. 

*Aumento de las obsesiones y los rituales de pensamiento.  

*Dificultades académicas. 

*Sentimientos de incomprensión y de soledad. 

*Vulnerabilidad a alteraciones psicológicas como la depresión, la ansiedad y el estrés. 

*Descuido de la higiene y el cuidado personal (si bien algunos desarrollan rituales obsesivos en relación con la higiene). 

*Dificultades de relación social, problemas para tener intentos de entablar amistad. 

*Dificultades para el trabajo en equipo, para comprender el mundo mental de los otros y el propio, incapacidad para entender claves sociales que le ayuden a regular su conducta. 

*Problemas para detectar emociones y sentimientos ajenos y dificultad para expresar los suyos propios. 

*Rituales o estereotipias motoras que se desencadenan en situaciones concretas y escapan a su control.

*Autoestima y auto concepto ambiguos que pueden ir acompañados de sentimientos de superioridad o bien de ideas excesivamente negativas centradas en el desconocimiento de sus capacidades.  

*Incapacidad para planificar y organizar su futuro en base a proyectos realistas. 

*Ansiedad y depresión. 

*Problemas para tomar decisiones. 

*Dificultades para manejar relaciones de pareja. 

*Dificultades atencionales que se pueden reflejar en el entorno laboral. 

*Problemas en las entrevistas de trabajo. síntomas comparativos entre asperger y autismo.

*Coeficiente intelectual por encima de lo normal. (Eliza Arrebillaga, M. 2013).



Tratamiento:

Tratamientos empleados en el autismo hasta el momento actual han sido poco eficaces. La gravedad del trastorno, las importantes implicaciones de tipo familiar, económico y social y el desconocimiento de la etiología han favorecido el empleo de las más variadas, y por desgracia inútiles, intervenciones terapéuticas. 

Aún no se conoce el tratamiento causal del autismo; por tanto, si la causa no se puede tratar, sólo se puede intervenir en los síntomas. En este sentido se recomienda el tratamiento farmacológico, los programas educativos, las técnicas de modificación de medidas mejores serán los resultados. El tratamiento farmacológico del autismo tiene como objetivo fundamental reducir la hiperactividad, la ansiedad excesiva, las estereotipias y los trastornos del sueño mejorando la adaptación y por tanto las posibilidades de aprendizaje. 

Los fármacos recomendados son las fenotiazinas, las butirofenonas y los antidepresivos tricíclicos. El haloperidol y la trifluoperazina mejoran la agresividad, la hiperactividad, las estereotipias, la autoagresión, los ataques de pánico y la inhibición y favorecen la cooperación del niño en programas educativos. Debe administrarse la dosis mínima eficaz evitando la sedación excesiva. 

La fenfluramina se recomienda dado que tiene una acción bloqueadora de la serotoni- na a nivel central y en el autismo los niveles de serotonina están elevados. Sin embargo, su acción favorable sobre la sintomatología se produce tanto si los niveles de serotonina son altos como si no lo son. 

No parece mejorar el funcionamiento cognitivo y el lenguaje y se desconocen sus efectos a largo plazo. La naltrexona, que es un antagonista opiáceo, disminuye las estereotipias y las conductas de autoagresión y en algunos casos mejora la interacción social. 

No obstante, los estudios realizados tienen un carácter preliminar. Algo similar sucede con la administración de dosis altas de vitamina B6 (de 200 a 500 mg al día) junto con un complejo B y suplemento de folato. Se han indicado en niños con síndrome X frágil o con otros trastornos generalizados. (Mardomingo, Sanz, M.J. 1994).




Bibliografía:

Mardomingo Sanz, M. J. (1994). Psiquiatría del niño y del adolescente: método, fundamentos y síndromes. Madrid, Spain: Ediciones Díaz de Santos. Recuperado de https://elibro.net/es/ereader/uguayaquil/52885?page=448.

Elisa Arrebillaga, M. (2013). Neuropsicología clínica infantil: intervenciones terapéuticas en TGD, autismo, Asperger, síndrome de Rett. Córdoba, Argentina: Editorial Brujas. Recuperado de https://elibro.net/es/ereader/uguayaquil/78100?page=75.

Navarro, A. G. (2012). El Síndrome Asperger: guía para mejorar la convivencia escolar dirigida a familiares, profesores y compañeros. En A. G. Navarro, El Síndrome Asperger: guía para mejorar la convivencia escolar dirigida a familiares, profesores y compañeros (pág. 146). CEPE.

Diaz, J., López, Y., & Jiménez P. (2011), Etiología, diagnóstico y modalidades terapéuticas del trastorno de asperger. Duazary-Revistas Unimagdalena, p.52-54. Recuperado de: http://revistas.unimagdalena.edu.co/index.php/duazary/article/view/1667/1127


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